Perth, Australia, 2 de enero de 2020 (AP).— Miles de turistas huyeron el jueves de la costa este de Australia devastada por los incendios antes de que empeore el tiempo, mientras el ejército empezó a evacuar a miles de atrapados más al sur.
La bajada de las temperaturas registrada desde el martes ayudó a las labores de extinción y permitió a los residentes reabastecerse. Pudieron verse largas filas de autos en gasolineras y supermercados, y se produjeron atascos en la reapertura de las autopistas.
Pero se espera que la situación se deteriore el sábado con un nuevo aumento de las temperaturas y la vuelta de los fuertes vientos.
“Es posible que las condiciones del sábado sean tan malas o peor que las que vimos (el martes)”, explicó el subdirector del Departamento de Bomberos Rurales de Nueva Gales del Sur, Rob Rogers.
Según las autoridades, las llamas destruyeron 381 viviendas en la costa sur de Nueva Gales del Sur esta semana y al menos ocho personas fallecieron en este tiempo en el estado y en Victoria, las dos regiones más pobladas del país, donde hay más de 200 fuegos activos.
Los incendios también arrasan los estados de Australia Occidental, Australia Sur y Tasmania.
Un tempranero y devastador inicio de la temporada estival de incendios llevó a las autoridades a calificar esta temporada como la peor de la historia. Los fuegos han arrasado unos 5 millones de hectáreas (12,35 millones de acres) de tierra, con al menos 17 fallecidos y más de 1.400 viviendas destruidas.
La crisis podría durar meses, adelantó el primer ministro del país, Scott Morrison.
“Esto (los incendios) continuará hasta que tengamos lluvias decentes que puedan lidiar con algunos de los fuegos que llevan ardiendo muchos muchos meses”, explicó Morrison a reporteros el jueves.
Las autoridades de Nueva Gales del Sur ordenaron el jueves por la mañana a los turistas que abandonen una zona de 250 kilómetros (155 millas) a lo largo de su pintoresca costa sur. Fue la “mayor reubicación masiva de gente a fuera de la región nunca vista”, dijo el ministro estatal de Transporte, Andrew Constance.
La primera ministra de la región, Gladys Berejiklian, declaró el estado de emergencia durante siete días a partir del viernes, una medida que da más control y poder al comisionado del Departamento de Bomberos Rurales.
Es la tercera vez que las autoridades declaran una emergencia en los dos últimos meses. No se recurría a esta declaración desde 2013.
“No tomamos estas decisiones a la ligera, pero también queremos asegurarnos de que estamos tomando todas las precauciones posibles para estar preparados para lo que podría ser una jornada horrible el sábado”, apuntó Berejiklian.
En Victoria, donde los incendios calcinaron 68 casas solo esta semana, el ejército ayudaba a las miles de personas que el martes huyeron a la costa por la cercanía de las llamas a sus viviendas en la localidad de Mallacoota. Se entregó comida, agua, combustible y atención sanitaria y alrededor de 500 personas serán evacuadas en un barco de la marina.
“Creemos que hay alrededor de 3.000 turistas y 1.000 residentes. No todos querrán irse, no todos pueden subir al barco a la vez”, señaló el primer ministro de Victoria, Daniel Andrews, en declaraciones a Australian Broadcasting Corporation.
Un contingente de 39 bomberos de Estados Unidos y Canadá aterrizó en Melbourne el jueves para colaborar en los trabajos de extinción.
El humo de los incendios hizo que la calidad del aire en la capital, Canberra, sea la peor del mundo y llegó hasta la vecina Nueva Zelanda.