Washington, 6 de agosto.- El presidente Donald Trump anunció este miércoles que impondrá un arancel de aproximadamente 100% a todos los chips semiconductores importados desde países que no fabriquen en Estados Unidos ni tengan planes de hacerlo.
En declaraciones a la prensa en la Oficina Oval, Trump advirtió que la medida aplicaría de manera general a “todos los chips y semiconductores que entren en Estados Unidos”, con la excepción de aquellas compañías que ya estén produciendo en territorio estadounidense o que hayan iniciado procesos de inversión para instalar fábricas.
“Si, por alguna razón, dices que estás construyendo y no construyes, entonces volveremos y lo sumamos. Se acumula y te cobramos en una fecha posterior. Tienes que pagar, y eso es una garantía”, advirtió el republicano.
Aunque los comentarios no constituyen un anuncio formal de política comercial y carecieron de detalles técnicos o legales, marcan un endurecimiento en el tono proteccionista de Trump frente a la industria tecnológica y manufacturera global.
El anuncio generó incertidumbre sobre el impacto potencial en las cadenas de suministro globales de semiconductores. No está claro aún cuántos chips, ni de qué países específicos, se verían afectados por la medida.
Empresas como TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company), principal fabricante de chips por encargo a nivel mundial, cuenta con plantas en Estados Unidos, lo que podría eximir a sus clientes —entre ellos gigantes tecnológicos como Nvidia— de los nuevos aranceles.
Sin embargo, la iniciativa parece estar dirigida principalmente a China, en medio de las persistentes tensiones comerciales entre ambos países y de las preocupaciones de Washington sobre la dependencia de componentes clave provenientes del país asiático.
Otros productores clave como Corea del Sur, Japón y la Unión Europea han alcanzado acuerdos comerciales con Estados Unidos, lo que podría ofrecerles ciertas garantías frente a eventuales represalias comerciales.
La propuesta de Trump se enmarca en una estrategia más amplia para repatriar manufactura crítica al país y reducir la dependencia de proveedores extranjeros, especialmente, en sectores estratégicos como el de los semiconductores, esenciales para la industria tecnológica, automotriz y de defensa.

